Hoy pasé a recogerlo a la guardería. Me recibió contento y con los brazos abiertos como siempre; esa es su personalidad.
A diferencia de la mayoría de las ocasiones, hoy no tomamos el camino a casa, hoy íbamos a vivir una aventura diferente, nos íbamos de compras. Y sería diferente porque seríamos él y yo.
Llegamos a la tienda y él estaba contento, lo digo porque lo veía en su carita sonriente y en sus grandes ojos expresivos. Si lo conocieras, te darías cuenta que aunque aún no habla, con sus ojos transmite mucho de lo que piensa. Y así fue, porque con la mirada tan sugerente me mostró que deseaba sentarse en el carrito del supermercado.
Lo senté y fue feliz, sonreía, balbuceaba de gusto, saludaba a todo aquel que se cruzaba por nuestro camino. Podía sentir su alegría. Anduvimos alrededor de media hora seleccionando los productos que deseaba comprar, mientras yo buscaba, le explicaba qué necesitabamos, el por qué y le preguntaba qué opinaba acerca de algún producto, esperando que me ayudara a decidir cúal era la mejor opción.
Después de media hora, noté que sus ojitos comenzaban a mostrarme que estaba cansado y deseaba llegar a casa. nos dirigimos a la caja a pagar, y tomamos el camino a casa. Fue un día de padre e hijo. ¡ Me encantó y lo disfruté!
¡ Definitivamente, deseamos más tardes de chicos !