Hoy por la tarde, parecía que después de recogerlo de la guardería y de una breve caminata alrededor de la avenida, el cansancio lo abrumaría.
Y es que en realidad, su mirada comenzaba a perderse, la cabeza comenzó a moverse hacia un lado, floja, sin mucha fuerza. Afortunadamente, no fue por alguna enfermedad, sino que el sueño comenzaba a invadirlo.
Se le cierran los ojos, comienza a tallarlos sin mucha delicadeza y se abraza fuertemente a mi hombro. Está a punto de terminar dormido.
¡ Está dormido. Su corazoncito descansa junto al mío. !