Hoy por la mañana, tranquilamente estuve preparando la pañalera. Es la primera vez que debo preparar todo para que el bebé vaya a la guardería.
Cuando comencé a prepararla, pensé que en pocos minutos estaría listo. Sin embargo, no fue así. Seis pañales, dos pantalones, una playera, cuatro biberones, las toallitas húmedas, la crema para las rozaduras, el aceite para limpiarlo e hidratarlo durante el cambio de pañal, la cobijita para el frío, un suéter, dos gorritos, los guantes. Uff, hasta de estar escribiendo todo lo que lleva, ya me cansé, imagínense cuando estuve tratando de poner todo en un solo lugar por primera vez.
Probablemente para las mujeres, no debe de haber ningún problema, pero siendo hombre, seguramente fue un poco más díficil concentrarme en acomodar todas las cosas que son útiles para un bebé.
¡Ah! , estaba olvidando el líquido limpiador de chupones, todo para estar prevenido en caso de que por descuido, el biberón cayera al suelo. Ese líquido era el maravilloso líquido limpiador que podría evitar que el bebé llorara por no tener su preciado alimento. ¡ Claro que no se me podía olvidar incluirlo !
La pañalera estaba lista para entregarla más tarde cuando el bebé llegara a la guardería. Nervioso estaba yo por que sería su primer día, pero más nervioso me sentía yo porque esperaba haber preparado esa maleta (color azul rey con la orilla color anaranjado) con todo lo necesario para atender correctamente a un pequeño saltamontes.
¡ Me sentí nervioso, pero lo más importantes es que me sentí infinitamente un padre orgulloso !